domingo, 24 de mayo de 2015

Un poeta: Horcajada

Don Juan viaja muchas veces solo y, a menudo, como hombre casi de otra época, prefiere el tren o el autobús al avión. Sus viajes son lentos, demorados, propicios a la observación, abundantes de hoteles anodinos en los que pasa únicamente el tiempo indispensable para el sueño y el aseo. Los ratos perdidos, innumerables, los redime con lecturas. También, gracias a la bendición de internet, mantiene contacto con este mundo ruidoso y pequeño en que vivimos, y se entera de cosas que, hace apenas unos años, nunca hubiera llegado a saber. Desde Brno, donde —nuevo Napoleón reposará unos días camino de Cracovia, don Juan me manda este correo electrónico que les copio literalmente:

Querido amigo:
Hasta hace bien poco yo desconocía la existencia de Jesús Miguel Horcajada. Ahora aún no lo conozco personalmente, pero ya sí sé muchas cosas de él. Sé lo dice el número 85 de la revista Gibralfaro que nació en Almagro en 1988, que es apasionado del arte y la naturaleza, de la poesía y del teatro, y que ha publicado poemas en diversos sitios. Por el blog que mantiene y por Facebook, he podido conocer sus ocupaciones, algunas peripecias de la vida cotidiana, y ciertas actitudes políticas que no me son en absoluto afines. Pero, en estas noches solas y largas —ay las largas noches de los viejos, estoy leyendo con creciente interés los muchos poemas que ha escrito, y no me queda más remedio que reconocerlo: es un poeta. O, mejor, puede llegar a ser un poeta.
¿Por qué digo que es poeta? Porque tiene afición, talento verbal, sensibilidad, capacidad de invención —en el sentido que daban a esta palabra las preceptivas antiguas—; porque habita un mundo propio, no exactamente el mismo que el de los posadolescentes de su edad aunque participe, inevitable, de los rasgos más señalados; porque ese mundo aflora mediante un lenguaje original, sorprendentemente modelado en bastantes ocasiones; y porque noto en él una decisión firme, obstinada, de no andar por los caminos trillados de los poetas manchegos que riman clamores con albores y se imaginan a don Quijote enviando emails a Dulcinea desde el ipad..
¿Por qué me corrijo enseguida y digo que puede llegar a ser un poeta? Porque está en agraz. Eso, con los años que él tiene, no es un defecto; sin embargo, podría llegar a serlo si descuida el aprendizaje. Los poetas, los escultores o los pintores son artistas —algunos, al menos—, pero también deben ser artesanos —todos sin excepción—; es decir, han de dominar determinadas técnicas, inventadas ya y bien probadas, que constituyen el vehículo mediante el cual pueda manifestarse el genio que posean en forma de objeto artístico. ¿Que, una vez aprendidas, les da por olvidarlas? Ellos sabrán; pero una cosa es el olvido y otra la ignorancia: solo se olvida lo que se sabe.
Ahora bien, ¿cómo aprende un poeta? No hay escuelas, pero hay un medio infalible: la lectura. Y no solo la lectura de aficionado; también la lectura disciplinada, o sea, el estudio. Todo aprendiz de poeta debe estudiar a los clásicos de nuestra lengua, desde el Mio Cid a Nicanor Parra, por acabar en algún sitio, y a los clásicos de otras lenguas. Debe leer igualmente a todos los poetas que pueda, a todos, aunque sea para aprender por contraste. Obviamente, también debe leer prosa; y, dentro de la prosa, ensayos literarios que le expliquen los porqués, los paraqués y, sobre todo, los cómos de la poesía. Ya sé yo que hay genios que no necesitan estas cosas ¿Rimbaud?—, pero los genios no abundan y, aunque abundasen, tampoco les estorbarían.
Si lo ve por ahí, dele a Hocajada otro consejo: que corrija y que rompa. En el blog hay bastantes poemas torpes y otros francamente malos. ¿Qué necesidad tiene de enseñárnoslos?
Y ya que se mueve usted entre la intelectualidad almagreña, divulgue el nombre de este muchacho, invite a que lo lean, pida que le dejen darse a conocer, que le permitan publicar... Almagro ganaría con ello. ¿Que qué ganaría? Un buen poeta futuro, lo cual no es poca cosa.
Un abrazo.

Don Juan se equivoca en eso de que ando entre la intelectualidad almagreña. No se lo tomo en cuenta y, como me fío de él, yo también leo a Horcajada. Me alegro de que en Almagro haya un poeta un poeta varón, quiero decir, que se añada a Manolita Espinosa—. Ustedes también deberían leerlo.

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